sábado, 31 de diciembre de 2011

Ni capitalismo ni socialismo/comunismo, quiero algo mejor

Ciertamente, el comunismo ha fracasado y el capitalismo también. La mejor manera de apreciar esto es teniendo como base las necesidades humanas, como muy bien planteara Maslow, entre ellas, yo añado la de poder.  Gracias a esta última, hemos sido testigos de innumerables guerras, masacres, asesinatos, destrucciones, amenazas, experimentos y muchas otras atrocidades. Para este servidor es necesario abolir ese pensamiento de poder individual y sustituirlo por la unidad y un gobernado democrático. En el cual todos seamos jefes y todos podamos votar a favor o en contra de las decisiones que se toman en un lugar de trabajo, estudio o en la manera de brindar servicios a los demás. Me sentiría mejor en una sociedad democrática participativa real donde todos seamos iguales, pero sin la mano de dura de elementos que para garantizarlo requieran ir al absolutismo o despotismo. Esto debe ser algo comunal/grupal. Por otro lado, no creo en la abolición total de la industria privada, pero sí en que la misma saque sus manos de los gobiernos y los políticos. El gobierno o los gobiernos deben monitorear muy de cerca a estos sujetos y no permitir que se apropien ni dicten las pautas sobre cómo conducir el Estado. Para ciertos proyectos y trabajos se puede contar con la inversión privada, pero esto debe hacerse la menor cantidad de veces y no debe ser la norma como lo es hoy día.

Desde mi perspectiva hace falta una revolución social, cultural, económica y religiosa/espiritual. El proletariado o el 100% de la gente debe tener el poder, pero el mismo debe contar con todos y cada uno de los componentes de la sociedad dividida en clases. Ese proletariado debe salvaguardar la cultura, la economía, la sociedad y el bien moral y común a través de la espiritualidad con la naturaleza y su Creador, respetando a su vez las diferencias de opiniones y procurando la armonía entre sectores del lado a favor y del lado en contra. Sinceramente, soy cristiano, defensor y seguidor de las enseñanzas de Jesús. El mismo que aborrecía al rico, para darle al pobre, el mismo que aborrecía las divisiones sociales, el mismo que perdonaba a sus contrincantes. Un hombre de mucho poder, pero que prefirió ser nadie, contar de salvar el 100% de la humanidad. Jesús nos ensenó muchas cosas y hoy día muchos rechazan sus posturas. Sin embargo, yo creo firmemente en Él y en su Palabra. La verdad es que si siguiéramos los preceptos de la Palabra y la persona que es Cristo, no estuviésemos viviendo en un mundo de tanta convulsión social. La abolición de la estratificación social, el racismo, el poder individual y otros tantos males no serían hoy una realidad. Piensa y analiza.

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